Blogia
das Mystische 2.1

El estado de los medios

El estado de los medios Paul Thek, «n.T.» (from the serie Television Analyzations), 1963.

***

(Cuentan que Borges, en una de sus visitas a España, tuvo un pequeño problema dental durante el transcurso de una cena en su honor, viéndose obligado a recurrir, con algo de urgencia, a los servicios de cierto dentista. Una vez realizada la cura, el dentista preguntó a los acompañantes del escritor argentino por la identidad de éste; cuando le fue revelada, el dentista se dirigió a su biblioteca y volvió con un ejemplar para que Borges estampara en él su firma. Borges, amablemente, así lo hizo, no sin antes observar que el dentista le había puesto en sus manos un libro del humorista Forges. A Jorge Luis Borges le encantaban estas confusiones, estas coincidencias, por lo que no frustró la ilusión del dentista, dejando su dedicatoria en un libro que, evidentemente, no era el suyo. Cátia Candeias, periodista portuguesa, se dirigió a mí hace unos días solicitándome una colaboración para la revista Media XXI. Bueno, en realidad se estaba dirigiendo a Enrique Bustamante, catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del comité de expertos encargado de elaborar un informe sobre los medios públicos de comunicación. De esta maravillosa confusión nació el trabajo que ahora sigue, escrito claro está por Enrique Bustamante o por Enrique Bustamante, como ustedes prefieran.)

El guión de la veracidad (política, intelectual, mediática)
es el principal problema cultural de España.
-Arcadi Espada-.

A simple vista, un periódico, una cadena de televisión o una emisora de radio son, aparentemente, un periódico, una cadena de televisión y una emisora de radio; pero, pasada la primera impresión, deshecho con paciencia el equipaje de lo ilusorio, una observación más detallada nos informa que, detrás de estos aspectos supuestamente lógicos, en la trastienda común de lo observable, nos encontramos ante un grupo de actividades sociales que esconden múltiples y extraordinarias sorpresas, ante una suma de esfuerzos pedagógicos que tienen en los receptores del mensaje a los principales protagonistas, pero también, mucho me temo, a inevitables víctimas.

Un programa de televisión como Pecado Original, de la cadena privada Telecinco, dedicado en clave de humor a la actualidad política y al mundo de los famosos, ilustra a la perfección el hilo conductor de lo que quiero explicar en este artículo. Al final de dicho programa, una revista de prensa a partir de una noticia del día repasa los supuestos titulares de portada de los diarios nacionales de mayor difusión, camuflados bajo una cabecera que no logra despistar sobre la identidad periodística a la que, evidentemente, se pretende aludir. El "Qué País", por ejemplo (equivalente, por supuesto, del diario El País) compite en ocasiones con la visión que de los hechos facilita el diario "La Sinrazón" (equivalente de La Razón), y "La Retaguardia" (equivalente del periódico barcelonés La Vanguardia) hace lo propio con el diario "Abecedario" (ABC, en este caso), mostrando la disparidad de criterios y las diversas interpretaciones que, cada mañana, encontramos ante el tratamiento de un único y semejante hecho. Esto, que también se repite en cadenas de televisión y emisoras de radio, curiosamente, no sorprende a nadie. Que un hecho tenga diversas interpretaciones puede parecer justificado, incluso comprensible; pero que la balanza de éstas se incline siempre con la misma intensidad hacia un mismo lado, hacia un lugar común por todos esperado, no deja de ser sospechoso. En líneas generales, y salvo puntuales y honrosas excepciones, cuando uno compra un diario, conecta con una emisora o visualiza un programa informativo de televisión, ya sabe a ciencia cierta con qué va a encontrarse. ¿Independencia de los medios? ¿Veracidad informativa, por tanto?

Que los intereses comerciales de los grandes grupos económicos, y los intereses políticos, mediatizan la noticia que finalmente recibimos es algo aceptado por todos como la más normal de las desgracias. ¿Cambia en algo la situación en el Ente Público Radio Televisión Española? Todo lo contrario. Desde la llegada de la democrácia la acusación más habitual que se le ha hecho a RTVE es la de servir, en todo momento, a los intereses del partido en el gobierno. El comité de sabios encargado de elaborar, a petición del Partido Socialista, un informe para la reforma de los medios de comunicación estatales ha hecho incapié en la necesidad de abordar modificaciones en el sistema de designación del director general, así como en la elección del Consejo de Administración de la compañía, que actualmente viene a ser una réplica exacta de la composición del Parlamento. El dictamen de los sabios concluye que el Estado deberá asumir los 7.500 millones de deuda, así como aumentar la subvención al Ente Público del 5% actual a un 50% y reducir la publicidad de 12 a 9 minutos por hora. Pero Carmen Caffarel, la actual directora general de RTVE ya ha expresado que algunos aspectos del citado informe, a la hora de plasmarse en una iniciativa legislativa, no se podrán aplicar integramente. Y somos muchos los que nos tememos que, a la hora de la verdad, al menos en lo referente a independencia informativa(1), todo seguirá como siempre.

El panorama actual de los medios de comunicación españoles se completa con el proyecto por parte del gobierno de una Ley de medidas urgentes para el impulso de la Televisión Digital Terrestre, que ha provocado que todos los grupos de comunicación privados (excepción hecha de Godó, Zeta y Prisa) ) se unieran en una declaración(2) conjunta denunciando cierto "favoritismo" por parte del gobierno. El proyecto de Ley, según los firmantes de la declaración, dejaría la puerta abierta a la emisión en abierto de Canal+ y aumentaría el límite de la propiedad de emisoras de radio por demarcación hasta el 50%, siendo el grupo Prisa el principal beneficiado con estas medidas. Por su parte, el grupo Prisa ha denunciado manipulación informativa y ha expresado que, independientemente de las opiniones editoriales que se puedan tener sobre el contenido de la Ley, un mayor número de operadores de televisión supondría un beneficio para los ciudadanos en general y para el sector de la comunicación en particular, con lo que, como cabría esperar, asistiremos a un nuevo y divertido capítulo de lo que aquí se conoce como "guerra de los medios".

Los que hemos crecido intelectualmente (aunque no mucho, lo reconozco) suscribiendo la distinción entre "medios de formación de masas" en lugar de "medios de comunicación de masas", acuñada en su momento por el filósofo Agustín García Calvo, tenemos razones suficientes para pensar que Agustín está en lo cierto. De otra manera no se explicaría este afán incorregible por controlar un pastel que reporta extraordinarios beneficios, tanto económicos como pedagógicos (y de persuasión), y que acaba dibujando el mapa del comportamiento social (masivo, no individual) de todos nosotros. Aunque, puestos a verlo con optimismo, también podemos celebrar esta múltiple acumulación de verdades o de distintas realidades y, partiendo de este análisis, agradecer el bombardeo de noticias como algo positivo, antídoto eficaz y necesario contra la máscara de la censura. Fernando Savater (por cierto, uno de los componentes del comité de sabios) refiriendose a estos temas, lo expresa con acierto: "lo que abunda no daña".

No obstante, la labor del ciudadano queda obligada a un mayor esfuerzo y a una concentración decisiva en el cuidado de su inteligencia. Si, puestos a jugar un "juego" (la lectura de un diario, la escucha de un programa radiofónico, la contemplación de un informativo televisivo), entendemos que cada medio de comunicación posee su propio "juego de lenguaje" (su propia forma de vida), que intenta hacer extensivo por todos los medios posibles a los receptores del mensaje, podemos aceptar la visión de aquellos que entienden este concepto de Wittgenstein como la imposibilidad de diferenciar un juego de lenguaje en particular de otro cualquiera, lo que nos llevaría a afirmar que no existe ningún juego de lenguaje mejor que otro, excepto en el sentido de que sea "mejor en relación a ciertos intereses". O bien, como plantean los intérpretes de Wittgenstein contrarios a esta visión, afirmar que "no sólo hay prestaciones mejores y prestaciones peores en el contenido de un juego de lenguaje, sino que también es claro que Wittgenstein piensa que los mismos juegos de lenguaje pueden ser peores o mejores"(3). Esto no solucionará ninguno de nuestros problemas pero, al menos, nos mantendrá alerta. Además, en último término, siempre podremos aplicar el viejo sentido común que aconseja "leer entre líneas", buscando el guión de la veracidad que tanta falta nos hace a cada uno de nosotros, a todos y a cada uno de nosotros.

_________________________________________________________

(1) "Hoy empieza un camino sin retorno de acabar con la televisión de partido e iniciar el proceso de unos medios al servicio de los ciudadanos, una televisión de calidad, plural y que entre en las casas de los ciudadanos y que todos puedan identificarse con esta nueva etapa de cambio que el Gobierno cumple". Maria Teresa Fernández de la Vega, Vicepresidenta del Gobierno, en el acto de toma de posesión de Caffarel.
(2) Los grupos firmantes de esta declaración fueron: Onda Cero, Telecinco, Recoletos, UNEDISA-El Mundo, ABC, COPE, Antena 3, La Razón y Punto Radio.
(3) Hilary Putnam. ¿Era Wittgenstein un pragmático?, en El pragmatismo, Un debate abierto.

10 comentarios

pini -

a mi me gusto el valla mundo, porque es como un mundo vallado.
o una valla mundial, obviamente redonda.
como una pista de caballos.
perdón, no he dormido anoche, eso es todo.

itn -

dúplice.
(Del lat. duplex, -ĭcis).
1. adj. doble.
2. adj. Se dice de los conventos y monasterios en que había una comunidad de religiosos y otra de religiosas.

itn -

Sin duda el dúplice (si existe) superará al "original(?)"
Por cierto esto (Das Mystische) ¿no es publicar?
En cantidad no lo sé pero en calidad tienes muchos lectores.

Cayetano -

"Esto no solucionará ninguno de nuestros problemas pero, al menos, nos mantendrá alerta". Eso es exactamente lo que ocurre con los medios, que reclaman nuestra atención constante con diversos temas, que nos ocupan la preocupación por problemas ajenos en los que apenas podemos intervenir para solucionarlos. La idea es pagar la entrada para ver el espectáculo, no que seamos actores. Ni siquiera de nuestra propia vida, esclavizados para poder disponer de fondos para pagar los receptores electrónicos o "medias". De nylon, como las incluidas en el equipo de supervivencia en "Teléfono Rojo. Volamos hacia Moscú".

Enrique -

Anna O.: gracias a ti por tu presencia.

Cristina. Ni sabio ni dúplice. Por cierto ¿existe la palabra dúplice?

Itn: lo de “la primera pieza del esqueleto del auténtico Enrique Bustamante” no tiene desperdicio. Ésta sí que la apunto para enseñársela a mis nietos.

Otis: no seas duro con itn, deja los tirones de orejas para los generadores de espacios dúplices. Por cierto ¿existe la palabra dúplice?

Posdata: la historia que aquí se relata (en “El estado de los medios”) puede tener segunda parte. A pesar de que Cátia me escribe en inglés o en portugués (yo prefiero que lo haga en portugués, mucho más cercano y más literario) he creído entender que cabe la posibilidad de que, finalmente, me publique el artículo en Media XXI. La confusión tendría así un final sorprendente, y yo me vería publicado, por primera vez en mi vida, y en un idioma que no es el mío. Veremos en qué acaba todo. Un abrazo, amigos.

Otis B. Driftwood -

Sí, pero del tirón de orejas por la "retaguadia" no te libras ;-)

Lo de la "Sinrazon" sin acento te lo paso, a fin de cuentas, Ansón es ahora "Anson" :-)

itn -

que vaya por delante que el valla mundo, es vaya, sino luego Otis me riñe.

itn -

Que País:
"Enrique Bustamante elogia la independencia de la vicepresidenta del gobierno"
Valla Mundo:
“Descubrimos un doble de Enrique Bustamante que ve Pecado Original"
La Sinrazon:
Enrique Bustamante es ubicuo (llévese a casa la primera pieza del esqueleto del auténtico Enrique Bustamante).
Abecedario:
Enrique Bustamante ni es Enrique Bustamante ni David Bustamante, ni Letizia padece anorexia.
La Retaguadia
En Madrid los sabios tienen sus “negros” con nombre y apellido homónimo.

Cristina -

Este merece comentario lento y pausado. Me copio el texto. Sobre todo teniendo en cuenta que tú eres uno de los sabios del comité :-)

Anna O. -

Guión de la veracidad, qué fácil, gracias por tu inspiración.